±17 días en Estados Unidos

Desde el cinco de agosto que no piso suelo español. El vuelo Coruña-Madrid despegó a las once y media de la mañana después de un montón de despedidas, sonrisas y lágrimas. Después de un montón  de recuerdos agridulces, porque aunque nuestra experiencia acababa de empezar...había mucho que se quedaba atrás.
Tras una pequeña escala en Madrid, partimos rumbo a Nueva York. Lo pasé bastante mal en ese vuelo, porque fuimos en un airbus del tamaño de una cáscara de nuez, e íbamos todos tan apretados que ni dormir fue posible. Menos mal que tenía conmigo mi tablet, iPod y mis queridos libros, que si no...
Pisamos suelo americano a las nueve de la noche hora local, pero entre salir del aeropuerto, el viaje al hotel Double Tree by Hilton de Newark y la bienvenida de CIEE, no pudimos ir a nuestras habitaciones hasta que dieron más de las tres de la mañana, y fue solamente para levantarnos a las siete para encarar el día con ilusión y energía.
Esa mañana nos dividieron en grupos con gente de todos los países para intercambiar detalles de nuestra cultura, y por la tarde fuimos a dar un tour muy breve por Manhattan y un crucero por el río para poder ver la Estatua de la Libertad desde cerca. Os dejo unas fotos:






Algunas de las españolas (Concretamente Ana Luz, Noelia y yo) nos quedamos un día más por tener doble placement con un alemán, y nos llevaron a Central Park y el MET Museum que, por cierto, tiene una terraza desde la que se puede ver con detalle todo Manhattan. Luego nos fuimos a cenar y volvimos al hotel para hacer la maleta y organizarlo todo, porque a las cinco de la mañana tuvimos que irnos para el aeropuerto.
Yo tuve mucha suerte, porque el vuelo de Ana Luz salía casi a la misma hora que el mío, y eso me permitió hacer una cosa que jamás pensé que haría: coger la guitarra y ponerme a cantar en medio del aeropuerto. Y lo que todavía esperaba menos: que a la gente le gustara lo que estaba haciendo, que lo grabaran con sus móviles y que nos aplaudieran. Creo que puedo jurar que esa fue mi parte favorita de toda nuestra estancia en Nueva York.
A las doce de la mañana salió mi vuelo con destino a San Luís. Tras dos horas llegué allí...para encontrarme sola. Ya el mismísimo primer día aprendí que mi host mum llega tarde a todos lados. Conseguí localizarla gracias a una guardia de seguridad, y me compensó su tardanza con unos globos y un cartel con mi nombre...y una hamburguesa enorme y grasienta.

Y es así como empezaba mi experiencia en Estados Unidos.