+107 - Godspell

Una de las pocas cosas que tenía claras cuando vine a Estados Unidos era que, sí o sí, iba a ser parte del musical del instituto. En este caso, Godspell.
Si me conocéis lo suficientemente bien os estaréis preguntando qué coño hago yo involucrada en un musical religioso. La verdad es que saber que era religioso me hizo plantearme si ir a las audiciones o no pero, al final, decidí que esa iba a ser mi única oportunidad y era mejor que la aprovechara.

Tuve dos semanas para prepararme para las audiciones, pero como soy un desastre, no decidí qué canción quería cantar hasta la noche anterior (por cierto, fue The Great Escape de Pink). Por alguna razón que sigo sin comprender, no estaba nada nerviosa.

La semana siguiente salieron las listas del cast y crew, ¡y encontré mi nombre entre los de los solistas! (Concretamente al lado de By My Side, Nº14) (Sí, 14).

Fueron tres horas al día de ensayos, de lunes a viernes, durante tres meses. Me alegra poder decir que durante ese tiempo actores, bailarines, cantantes y crew nos convertimos en una gran familia.
La última semana fue la mejor con diferencia: la semana de las actuaciones. Todas las personas involucradas en el musical tuvimos que volver al colegio (después de las clases) alrededor de las cuatro y media o las cinco para preparar el vestuario, maquillaje, los peinados y calentar la voz. A pesar de estar a punto de actuar delante de cientos de personas, en el backstage no había nervios.
Solamente había risas. Nos pasamos horas hablando y cantando, como si no estuviéramos a punto de hacer público aquello en lo que llevábamos trabajando tres meses.

Y la verdad es que las tres noches de actuaciones sonamos mucho mejor que en cualquier ensayo. Ganamos más de $6000 en entradas, a 5$ por estudiante y 10$ por adulto...eso es mucha gente.
Godspell fue una de las mejores experiencias de mi vida.


Far beyond, where the horizon lies and the land turns into a mellow blueness. Oh, please. Take me with you. 
E incluso ahora, dos meses después, me alegra poder decir que formé parte del musical, y que todos los que participamos somos ahora una gran familia.





+ 86 - Halloween!

En caso de que no lo supierais ya, Halloween en Estados Unidos es una experiencia diferente.
La gente decora sus casas--sí, como hacen para Navidad--empezando en septiembre, y las tiendas cambian su mercancía por cosas negras y naranjas (preferiblemente con calabazas y esqueletos).
Si vas por la calle, puedes ver un montón de niños pequeños llevando calabazas de plástico que, junto con sus padres, van por todas las casas (o a todas las tiendas del centro comercial, eso ya depende de la pereza de los padres) a pedir chuches y gominolas.

Para los que ya somos demasiado mayores para ir de casa en casa pidiendo gominolas (si es que se puede ser demasiado mayor para eso) queda la opción de las fiestas de Halloween. Yo fui a una fiesta en casa de un amigo QUE TENÍA KARAOKE Y ESO FUE SUFICIENTE PARA HACER QUE ME QUISIERA MUDAR ALLÍ. Disfrazada como una Cazadora de Sombras (concretamente Isabelle Lightwood, por razones obvias) fue una buena noche con amigos (Y KARAOKE!!!!!!!!)



Y, como no podía faltar, os dejo también un trozo de una de las canciones que canté en el karaoke (porque, sinceramente, acaparé el micrófono toda la noche). =D

Un vídeo publicado por Isa (@isabelperez14) el

+ 53 - Homecoming Dance

Homecoming es una de las fechas que todo estudiante de intercambio en USA espera con más expectación.
El primer baile.

¿Sabes esas veces en que ves los bailes en la tele, en Twitter, o en los Facebook de tus amigos, y piensas "¿Qué coño le habrá poseído para comprarse ese vestido?"? Yo también lo pensaba, pero ahora sé que encontrar el vestido perfecto es mucho más difícil de lo que puede parecer, básicamente porque los que venden en las tiendas que una persona con un presupuesto medio se puede permitir son más feos que pegarle a un padre.

Pero bueno, vamos a lo que importa.
Homecoming empezó el viernes 26 de septiembre, con el partido de fútbol Central contra Jackson (que, claramente, ganó Central).
El sábado 27 de septiembre fue el baile. La verdad es que la razón principal por la que tenía ganas de ir era por estrenar mis zapatos (porque honestamente, son los mejores zapatos del mundo). Pero luego unos cuantos amigos vinieron a casa, y sacamos unas cuantas fotos...


Pero no voy a mentir. El baile fue bastante patético. Un DJ muy malo que no dejaba de matar canciones buenas, un olor a gimnasio que no se podría camuflar ni aunque echaran cinco litros de perfume...
En resumen, una mala experiencia para el primer baile.

+40-NASHVILLE

¡Hola! Sí, tal y como dice el título...¡VENGO A HABLAR DE NUESTRO VIAJE A NASHVILLE!
¿Por dónde empezar?
Cuando llevas más de seis años queriendo hacer un viaje así te resulta muy difícil creer que de hecho lo vas a hacer, pero cuando empiezas a coger ropa para llevar, a cargar la cámara de fotos y a pensar en todas las cosas geniales que se pueden hacer en Music City es cuando las cosas empiezan a clarear y te das cuenta de que no estás soñando, de que es cierto que el 13 de septiembre de 2014 ha llegado por fin. 

Y así fue el sábado:
Me desperté sobre las seis de la mañana porque--obviamente--estaba demasiado emocionada para dormir. Joder, ¡que me iba a Nashville! Salimos de casa sobre las nueve y media en dirección a...¡Illinois!
Hicimos dos paradas en ese estado; una para sacar la foto con el cartel y otra para visitar una tienda de música que estaba de liquidación (me dolió mucho, pero no me compré nada. De nada, queridos padres).

Poco tiempo después llegamos al estado de Kentucky. Allí pasamos algo más de tiempo, ya que nos quedamos a comer en el pueblo de Paducah. ¿No es curioso que de los 17 KFC que vi en la carretera solo 2 estuvieran en Kentucky? Fue casi todo en lo que pude pensar mientras estábamos allí. En eso y en caballos. Y en Aiden Stathopoulos.


Y después de Kentucky nos fuimos por fin a Tennessee. Como supongo que imagináis, es un estado muy verde lleno de gente con botas y sombreros de cowboys. No tardamos demasiado tiempo en ver este cartel por primera vez:

Y para entonces yo ya estaba tan nerviosa que no podía dejar de retorcerme en mi asiento. Y en el momento en que vi esta señal creo que me entraron ganas de llorar.
Pero bueno, sigamos contando. No mucho tiempo después llegamos a la ciudad. Aparcamos justo delante del Country Music Hall Of Fame and Museum y fuimos caminando desde allí. Os dejo algunas fotos.







Después de pasear un rato por Broadway...NOS ENCONTRAMOS A ED SHEERAN. LO JURO. A VEINTE METROS. Porque un segurata enorme no me dejó pasar, que si no... Aún quedaba una hora y media para el concierto, así que decidimos recorrer Music Row. He aquí una foto:

Y de siete a once estuvimos dentro de Bridgestone Arena, esperando a Ed Sheeran y, por supuesto, escuchándole tocar. Os dejo un video que grabé de una de mis canciones favoritas:

Pasamos la noche en casa de una chica llamada Karen, muy maja, y el domingo fuimos rápidamente a  Downtown Nashville para visitar el Parthenon que, para los que no los sepáis, es una réplica exacta del de Atenas.
Después de esto nos volvimos para casa, básicamente porque el día siguiente había colegio, y yo me despedí de Nashville hasta la próxima vez que nos veamos que, estoy segura, será pronto. 

±17 días en Estados Unidos

Desde el cinco de agosto que no piso suelo español. El vuelo Coruña-Madrid despegó a las once y media de la mañana después de un montón de despedidas, sonrisas y lágrimas. Después de un montón  de recuerdos agridulces, porque aunque nuestra experiencia acababa de empezar...había mucho que se quedaba atrás.
Tras una pequeña escala en Madrid, partimos rumbo a Nueva York. Lo pasé bastante mal en ese vuelo, porque fuimos en un airbus del tamaño de una cáscara de nuez, e íbamos todos tan apretados que ni dormir fue posible. Menos mal que tenía conmigo mi tablet, iPod y mis queridos libros, que si no...
Pisamos suelo americano a las nueve de la noche hora local, pero entre salir del aeropuerto, el viaje al hotel Double Tree by Hilton de Newark y la bienvenida de CIEE, no pudimos ir a nuestras habitaciones hasta que dieron más de las tres de la mañana, y fue solamente para levantarnos a las siete para encarar el día con ilusión y energía.
Esa mañana nos dividieron en grupos con gente de todos los países para intercambiar detalles de nuestra cultura, y por la tarde fuimos a dar un tour muy breve por Manhattan y un crucero por el río para poder ver la Estatua de la Libertad desde cerca. Os dejo unas fotos:






Algunas de las españolas (Concretamente Ana Luz, Noelia y yo) nos quedamos un día más por tener doble placement con un alemán, y nos llevaron a Central Park y el MET Museum que, por cierto, tiene una terraza desde la que se puede ver con detalle todo Manhattan. Luego nos fuimos a cenar y volvimos al hotel para hacer la maleta y organizarlo todo, porque a las cinco de la mañana tuvimos que irnos para el aeropuerto.
Yo tuve mucha suerte, porque el vuelo de Ana Luz salía casi a la misma hora que el mío, y eso me permitió hacer una cosa que jamás pensé que haría: coger la guitarra y ponerme a cantar en medio del aeropuerto. Y lo que todavía esperaba menos: que a la gente le gustara lo que estaba haciendo, que lo grabaran con sus móviles y que nos aplaudieran. Creo que puedo jurar que esa fue mi parte favorita de toda nuestra estancia en Nueva York.
A las doce de la mañana salió mi vuelo con destino a San Luís. Tras dos horas llegué allí...para encontrarme sola. Ya el mismísimo primer día aprendí que mi host mum llega tarde a todos lados. Conseguí localizarla gracias a una guardia de seguridad, y me compensó su tardanza con unos globos y un cartel con mi nombre...y una hamburguesa enorme y grasienta.

Y es así como empezaba mi experiencia en Estados Unidos.

~8~


Wow. ¿Quedan solo ocho días? Cómo pasa el tiempo cuando te lo estás pasando bien. Pero, ¿sabes cuándo no se pasa tan rápido? Cuando estás mal.

El otro día tuve la mala suerte (o la buena, depende de cómo se mire) de darme cuenta de ello. Me desperté a las 3, 5 y 7 de la mañana para ir a vomitar, y mientras iba y venía del baño me di cuenta de una cosa:
Lo que yo quería no era que J. o Tris se despertaran y me preguntaran si estaba bien. No quería tomarme algo que me calmara el estómago. No quería salir al porche de casa de Einyel para tomar aire fresco.
Quería a mi mamá.

Quería que mi mamá se levantara, como hacía siempre, y viniera a ver qué me pasaba. Que se ofreciera a dormir conmigo, y luego se pasara toda la noche despierta por si acaso yo me ponía peor. Que me acariciara la frente con el reverso de la mano para ver si tenía fiebre. Que me acariciara el pelo. Que me dijera que me iba a poner bien.
El problema es que eso no podía pasar, porque ella no estaba allí conmigo.
Y desde dentro de ocho días hasta dentro de diez meses, tampoco lo va a estar.
Y es por eso que tenemos que crecer y hacernos fuertes. Asumir que parte del intercambio es aprender a sobrevivir por tu cuenta, que en Estados Unidos no va a haber nadie pendiente de ti. Y es obligatorio darse cuenta de eso, porque se lo debemos a aquellos a los que dejamos atrás.
Siempre he pensado que, en una despedida, es el que se queda el que se lleva la peor parte. El que sufre más. Al fin y al cabo, el que se va estará conociendo a gente nueva y recorriendo nuevos lugares, mientras el que se queda estará yendo a los mismos sitios a los que iba con quien ya no está...pero solo. Tendrá a su alrededor al fantasma del que se ha ido.

Y es por eso que debemos facilitarles el trabajo. Tenemos que dejar saber a nuestros padres que vamos a estar bien, que podemos aguantar perfectamente un año sin ellos porque hicieron muy bien su trabajo al enseñarnos. Tenemos que tener en cuenta que ellos hacen un esfuerzo monumental al permitirnos cruzar el mundo y dejarles atrás. Tenemos que honrar su confianza, porque nuestros padres son quienes nos han hecho lo que somos.

Así que gracias, mamá.
Gracias, papá.
Os quiero a los dos.

11 ~ Exchange Student

"El intercambio es un cambio. Es rápido, brutal, hermoso, doloroso, increíble, inesperado, abrumador y, sobre todo, un cambio constante. Es un cambio en tu estilo de vida, país, idioma, amigos, padres, casa, colegio; todo, a resumidas cuentas.
El intercambio es darte cuenta de que todo lo que te dijeron de antemano era mentira, aunque sí que tuviera una parte de verdad.

El intercambio es pasar de creer que sabes quién eres a ser alguien nuevo. Pero no completamente nuevo. Sigues siendo la persona que eras antes de decidir dar ese salto en el vacío. Sabes cómo es estar solo y lejos de casa, sin conocer realmente a nadie. Y sabes que eres capaz de hacerlo.

El intercambio es aprender a confiar. Confiar en gente que, al principio, es solo un nombre en un trozo de papel. Confiar en que solo quieren lo mejor para ti, que les importas. Confiar en que tienes la fuerza suficiente para soportar un año por tu cuenta, soportar un año alejado de todo aquello que siempre te ha importado. Confiar en que vas a hacer amigos. Confiar en que todo va a salir bien. Confía, y verás tu confianza justificada.

El intercambio es pensar. Todo el tiempo. Acerca de todo. Pensar en esas costumbres extrañas, la comida rara, el idioma desconocido. Sobre por qué estás ahí y no en tu casa. Sobre cómo serán las cosas una vez que vuelvas a casa. Cómo ese chico o esa chica va a reaccionar cuando te vuelva a ver. Sobre quién va a dónde este fin de semana, y por qué tu no estás con ellos. Pensar en por qué nadie te invita a nada. Después, pensar en a dónde ir cuando te lluevan invitaciones de todos lados. Pensar en cómo irán las cosas en casa. Sobre lo estúpida e inconveniente que es esa mierda de los husos horarios. No sólo por la gente que te espera en casa y con la que quieres hablar, sino por esos anuncios que ves en la tele y que no hay quién entienda. Es pensar acerca de lo que está bien y lo que está mal. Sobre lo mal que te portaste con una persona sin querer hacerlo. Sobre la razón de todo esto. Sobre la razón de tu vida. Sobre quién quieres ser y qué quieres hacer. Sobre cuándo vas a tener que ir a dar una charla al club de español, incluso aunque no pertenezcas a él. Sobre si deberías ir derechito a casa después de clase, o quedarte en casa de algún amigo hasta llegar la medianoche. Algún amigo al que no conocías hacía unos pocos meses. Y sobre qué es exactamente lo que ese amigo te acaba de preguntar, porque no has entendido una mierda.

El intercambio es la gente. Esa gente tan extraña que te mira como si el alienígena fueras tú. Esa gente que es demasiado reservada para hablar contigo.  Y esa gente que, de hecho, habla contigo. Esa gente que sabe tu nombre aunque tú nunca se lo hayas dado. Esa gente que habla de ti a tus espaldas y suelta mierda sobre tu país. Toda esa gente que no se merece ni que les dirijas una simple mirada. Esa gente a la que ignoras.

Y esa gente que te invita a su casa. Que te integra. Que mantiene tus pies en la tierra. Que se convierte en un amigo."